Hoy nos ha enviado un artículo Hector Madrigal @hmadrigal24
Se acabó el
contagio, ese mal endémico que había lastrado tanto al
Real Madrid en los últimos años. La
fiebre amarilla de Tel Aviv no llegó ni siquiera a convertirse en virus
porque, esta vez, Pablo Laso sí supo encontrar la vacuna perfecta: la mejor defensa. Agresividad y concentración máxima en el momento más importante de
la temporada, el más delicado. Una labor impecable. En cuartos, los israelíes han anotado 57 puntos, 21
menos de los que promediaban en el Top-16. Frenazo
en seco del Maccabi. Actuaciones decepcionantes
de Hickman y, sobre todo, de Smith (1/12 desde el perímetro y -1 de
valoración). La excepción ha sido el pívot Shawn
James, la única baza en el juego interior.
Los porcentajes del equipo de David Blatt han
caído en picado de manera escandalosa, con un pobre 28% en triples y 61% en tiros libres. La valoración, ridícula: 53. Intensidad pura. La pizarra del técnico vitoriano ha funcionado a la perfección en este
aspecto. Paso de gigante para llegar a la Final Four de Londres por la vía rápida.
La superioridad en
el rebote también ha
sido manifiesta y, por tanto, clave en la serie. Los blancos han capturado 14 rebotes ofensivos más, lo que les ha permitido
gozar de segundas opciones y marcar el ritmo de partido. Dominio absoluto bajo tableros, con un gran papel de Begic y un inconmensurable Felipe Reyes, el guerrero cordobés.
Otra de las claves la encontramos en la explosión de Llull. Máximo anotador de la serie (casi 16
puntos por encuentro), con una clase
magistral en el segundo choque. Inspiradísimo en el triple (11/18), buena
visión de juego y grandes penetraciones a canasta. Sin precipitarse, asumiendo el rol de líder en la cancha en
momentos calientes. Grandes sensaciones. Un calco de lo que pudimos ver en
el Palau en 2011, cuando se alzó con el MVP de la Copa del Rey. El motor del ‘aeroplano de Mahón’ se vuelve
más fiable y competitivo cuando no se revoluciona en exceso.
El Real Madrid ha
funcionado como bloque.
Ha crecido, como sostiene Laso. No ha
acusado el cansancio en el Top-8 porque
ha sabido dosificar fuerzas en la ACB, donde puede permitirse bajar la
guardia tras tener atado el primer puesto de la liga regular. Carroll, Sergio Rodríguez, Rudy
Fernández y Mirotic son un lujo. Cualquiera,
por su descomunal talento, puede ser
decisivo. Todos son valiosos y, además, se sienten muy identificados con el método de trabajo de su entrenador.
Unión máxima. Un factor que no debe
faltar en un equipo que aspira a ser campeón.
¿Es todo de
color de rosas? No, por
supuesto. La dependencia del tiro
exterior resulta abusiva, sobre todo cuando el rival cuenta con un gran
juego interior, defiende muy bien en estático y pierde muy pocos balones. Me refiero,
obviamente, al gran favorito al título: el CSKA de Messina. ¿Qué hay que
mejorar? El sistema de juego debe ser
más amplio, con una mayor circulación de balón. Mirotic puede hacer mucho daño
en el poste, no sólo desde el perímetro.
¿Y el banquillo? La aportación de
hombres como Suárez, Draper y Hettsheimer preocupa y mucho. El alero
madrileño continúa muy desacertado en ataque (seis puntos en 52 minutos),
mientras que la presencia del base norteamericano y del pívot brasileño está
siendo testimonial, lo que obliga a que las
rotaciones sean más cortas.
Héctor Madrigal Marchante,
periodista
Su Twitter es @hmadrigal24 y lo podéis leer en su blog: http://reddeportiva2punto0.wordpress.com/
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