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jueves, 18 de abril de 2013

Crecer desde la defensa

Hoy nos ha enviado un artículo Hector Madrigal @hmadrigal24

Se acabó el contagio, ese mal endémico que había lastrado tanto al Real Madrid en los últimos años. La fiebre amarilla de Tel Aviv no llegó ni siquiera a convertirse en virus porque, esta vez, Pablo Laso sí supo encontrar la vacuna perfecta: la mejor defensa. Agresividad y concentración máxima en el momento más importante de la temporada, el más delicado. Una labor impecable. En cuartos, los israelíes han anotado 57 puntos, 21 menos de los que promediaban en el Top-16. Frenazo en seco del Maccabi. Actuaciones decepcionantes de Hickman y, sobre todo, de Smith (1/12 desde el perímetro y -1 de valoración). La excepción ha sido el pívot Shawn James, la única baza en el juego interior. 

Los porcentajes del equipo de David Blatt han caído en picado de manera escandalosa, con un pobre 28% en triples y 61% en tiros libres. La valoración, ridícula: 53. Intensidad pura. La pizarra del técnico vitoriano ha funcionado a la perfección en este aspecto. Paso de gigante para llegar a la Final Four de Londres por la vía rápida.

La superioridad en el rebote también ha sido manifiesta y, por tanto, clave en la serie. Los blancos han capturado 14 rebotes ofensivos más, lo que les ha permitido gozar de segundas opciones y marcar el ritmo de partido. Dominio absoluto bajo tableros, con un gran papel de Begic y un inconmensurable Felipe Reyes, el guerrero cordobés.

Otra de las claves la encontramos en la explosión de Llull. Máximo anotador de la serie (casi 16 puntos por encuentro), con una clase magistral en el segundo choque. Inspiradísimo en el triple (11/18), buena visión de juego y grandes penetraciones a canasta. Sin precipitarse, asumiendo el rol de líder en la cancha en momentos calientes. Grandes sensaciones. Un calco de lo que pudimos ver en el Palau en 2011, cuando se alzó con el MVP de la Copa del Rey. El motor del ‘aeroplano de Mahón’ se vuelve más fiable y competitivo cuando no se revoluciona en exceso.

El Real Madrid ha funcionado como bloque. Ha crecido, como sostiene Laso. No ha acusado el cansancio en el Top-8 porque ha sabido dosificar fuerzas en la ACB, donde puede permitirse bajar la guardia tras tener atado el primer puesto de la liga regular. Carroll, Sergio Rodríguez, Rudy Fernández y Mirotic son un lujo. Cualquiera, por su descomunal talento, puede ser decisivo. Todos son valiosos y, además, se sienten muy identificados con el método de trabajo de su entrenador. Unión máxima. Un factor que no debe faltar en un equipo que aspira a ser campeón.

¿Es todo de color de rosas? No, por supuesto. La dependencia del tiro exterior resulta abusiva, sobre todo cuando el rival cuenta con un gran juego interior, defiende muy bien en estático y pierde muy pocos balones. Me refiero, obviamente, al gran favorito al título: el CSKA de Messina. ¿Qué hay que mejorar? El sistema de juego debe ser más amplio, con una mayor circulación de balón. Mirotic puede hacer mucho daño en el poste, no sólo desde el perímetro. ¿Y el banquillo? La aportación de hombres como Suárez, Draper y Hettsheimer preocupa y mucho. El alero madrileño continúa muy desacertado en ataque (seis puntos en 52 minutos), mientras que la presencia del base norteamericano y del pívot brasileño está siendo testimonial, lo que obliga a que las rotaciones sean más cortas.

El primer paso, eso sí, ya está dado. El Madrid tiene aún tiempo para mejorar. El O2 de Londres dictará sentencia del 10 al 12 de mayo. Será la quinta Final Four para los blancos, que han perdido tres de sus cuatro semifinales. La única que sacaron adelante fue la que les enfrentó al Limoges en 1995. Después, levantaron el título tras tumbar a Olympiakos en la gran final. De la gesta de Zaragoza ya han pasado 18 años. ¿Se repetirá en la capital inglesa? Londres dictará sentencia. 


Héctor Madrigal Marchante, periodista

Su Twitter es @hmadrigal24 y lo podéis leer en su blog: http://reddeportiva2punto0.wordpress.com/

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