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jueves, 5 de septiembre de 2013

República Checa deja con vida a una dubitativa Eslovenia (60-62)

Un ambiente tan bonito, con todo el público anfitrión luciendo el verde esloveno, bien se merecía un encuentro más lúcido de los suyos. A falta de baloncesto, bien sabe ganar así, de forma tan agónica a una República Checa muy brava, que vendió muy cara su derrota.

El 4-10 inicial a favor de los eslovenos fue un espejismo, con su rival devolviéndole el parcial con un 7-0 como respuesta. Vesely se crecía, Balazic también y Goran Dragic, a falta de acierto en el tiro, sumaba asistencias con facilidad. Eslovenia, en solo 10 minutos, supo que tendría que sudar para llevarse el choque: 19-21.

Los de Maljkovic lo intentaban todo. Nachbar tomaba las riendas por momentos pero Satoransky tenía respuesta para todos. Más tarde, Lubos Barton, robaba un balón, corría el contrataque y machacaba a una mano, para empatar el partido a 32 para sorpresa de todo el pabellón, que se quedaba en silencio.

Los eslovenos lograron una mínima renta al descanso (32-36) que supieron ampliar en el arranque del tercer periodo tras triple de Balazic (36-45, m.23). Sin embargo, en plena crisis de su equipo, volvía a aparecer Vesely para poner a los suyos a 5 a la hora de entrar en el cuarto decisivo: 51-56. 

A partir de ahí, un final trepidante, mucho más de lo que indica el bajo tanteo final. Eslovenia amagó con volver a irse tras 2 canastones de Begic (58-52, m.35), pero los checos eran incansables y no bajaban los brazos nunca. Una canasta de Welsch, tras 6 fallos previos en el tiro, empataba el choque a 60 a falta de minuto y medio.

Eslovenia era un flan y lo demostró desde la línea de tiros libres, con múltiples fallos que le dieron a su oponente la opción de ganar. Pero primero Satoransky, luego el propio Welsch, a falta de 7 segundos y con solo uno abajo para su equipo, y finalmente Barton, que cometió pasos cuando el marcador señalaba un 60-62 remontable con solo un triple, se quedaron con la miel en los labios. Y con ellos, todo un país. 

El anfitrión crea dudas y República Checa las disipa. Pero el triunfo fue para los primeros.

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